15/Marzo/2013

Todos los consumidores siempre han sido exigentes al comprar los productos de su preferencia  al catalogar sus necesidades básicas esperando encontrar en éstos, calidad, precios bajos y  excelentes diseños, no obstante esto no significa que todos seamos iguales al momento de adquirir un producto, pues existen influencias inconscientes en las actitudes de cada consumidor que caracterizan su tipo de compra. 

Cabe destacar que los consumidores se forman actitudes basadas en la cognición y el afecto sin estar conscientes de cómo y por qué sucede, según León  Schiffma las dos influencias involuntarias principales son en primera instancia los juicios rápidos, los cuales son evaluaciones que los consumidores hacen después de breves observaciones a pesar de recibir una cantidad mínima de información; una segunda es la retroalimentación corporal, pues aunque no pueden observar conscientemente sus reacciones físicas, sus movimientos pueden influir en las actitudes y comportamientos en algunas circunstancias.

Por otra parte la decisión del consumidor al comprar puede ser influida por tres características que le comunican las particularidades de cada uno de los productos; la primera tiene que ver con la fuente de comunicación creíble para ellos, es decir, el producto debe incluir “afirmaciones de los expertos” para que la mercancía pueda ser confiable para el comprador; la segunda es el mensaje, que debe breve y audaz tanto en la publicidad como en el empaque; y la tercera es el contexto, pues si el comprador percibe un ambiente poco confiable, a pesar de que haya comprado ya el mismo producto en alguna otra ocasión, no necesariamente lo querrá adquirir en ese preciso momento. 

Así  en el marco internacional del día del consumidor, es bueno reflexionar sobre este tipo de comportamientos que realizamos inconscientemente al momento de efectuar una compra, y con ello revalorar lo que compramos por necesidad y lo que se compra por gusto.