Mtra. Leticia Dávalos I
(Primera Parte)
Por Saraí Rangel

Mtra. Leticia Dávalos IIl était une fois… (Erase una vez) una pequeña niña de cinco años a la que su mamá la llevó a ver una película de Charles Chaplin “Candilejas” en la que aparecía una bailarina que se quería suicidar con el gas de la estufa, un hombre aparece en la escena levando a la bailarina para que respirara por la ventana para que no se muriera al ver esto la pequeña se repetía a sí misma “Yo quiero ser Bailarina y bailar, así como ella”.

Cuando la petite fille cumple los seis años es inscrita en un taller de Ballet en el Instituto de Bellas Artes de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Es en este lugar donde su amor por la danza clásica crece y se convierte en su forma de vida, siempre soñando en bailar.

A pesar de que fue su propia madre quién la llevó a las clases de Ballet y de que Leticia Dávalos amaba la danza, hacer realidad su pasión y dedicarse de lleno a la misma resultó muy difícil.


“A mí me encantó desde el principio, yo no tenía muchísimas condiciones (en cuanto a elasticidad) sin embargo creo que desde el principio fui muy escénica por eso al poco tiempo de iniciar me dieron un papel principal; recuerdo que mi Mamá me hizo un vestido rojo, como de una patinadora, no recuerdo lo que baile pero recuerdo bien ese vestido”.

No pasó mucho tiempo para que Leticia recibiera su primer reconocimiento, publicándose en la Voz de Michoacán “Nos encantó Lety Dávalos, bailarina de Cajita de Música” en la clausura de su primer curso.

Duró alrededor de 3 años en Bellas Artes; después llegó una maestra norteamericana llamada Margaret Vicet que daba clase a las niñas de sociedad, era una coreógrafa muy creativa que les daba los inicios de la ténica Chequeti. El grupo era muy inconstante y a pesar de sus ganas de aprender cada vez más se quedó en el grupo de la maestra Margaret hasta los 18 años.

Muchas veces los sueños de los artistas se ven truncados por diversos factores y sobre todo si uno de ellos es el poco apoyo de los padres y Lety sabía que a pesar de sus ganas y su amor por el Ballet sus papás no la dejarían irse de Morelia.

¿Sus padres continuaron apoyándola?

“Por supuesto que no, al contrario me decían “ya salte”; en ese entonces el Ballet era sólo para niñas bien y lindas que llegaban a los doce años y ya tenían que salirse porque ¿Cómo las niñas bien van a estar enseñando las piernas”

“Además lo que había aquí era muy poquito, los maestros tenían más ganas que conocimiento; no teníamos donde tomar clases, nos prestaban estudios y salones en diferentes lugares. El que era en ese tiempo Gobernador de Michoacán Agustín Arriaga Rivera, también nos prestó un salón en su casa para que sus hijas tomaran clases y a mi me llevaba la maestra para que les mostrara los pasos.”



Siendo todavía muy joven se casa y se va a vivir a Estados Unidos donde tomó algunas clases, después en Puebla ya con hijos, entró a otras clases a escondidas de su marido.

¿Cómo fue el salto al Ballet ya como profesional?


“Paso más tiempo, me fui a vivir a Querétaro y ahí entré a clases a la Universidad había un grupo que se llamaba Ballet Universitario de Querétaro, los maestros tenían la intención de formar una pequeña compañía que representará la Universidad, ahí volví a empezar, si baile pero ya no estaba yo jovencita… esto es para gente muy joven”.

Así fue como decidió estudiar mucho, prepararse para ser buena maestra con la intención de regresar a Morelia algún día y enseñar todo eso que a ella no pudieron enseñarle porque no sabían cómo. Este fue su impulso para tomar varios cursos y conocer las distintas técnicas de la danza clásica y teatro para las representaciones.

“Estudié la técnica de la Royal Academy de la que no me gradué, la técnica cubana en los Cuballet, en Cuba tomé cursos de maestra, fui a Monterrey estudie la técnica Vaganova, también en Estados Unidos y luego estudie la de la Imperial Society que es la que actualmente nos rige y en la que estoy certificada; cada año tomo cursos para actualizarme”.

Sus primeros alumnos fueron los del taller de Ballet en la Universidad de Querétaro con los que “aprendió”. “Pobrecitas… me enseñaron mucho y de ahí en adelante hemos ido progresando, mejorando y seguimos con mucho cariño”.


De esta manera inicia la trayectoria de Leticia Dávalos como profesora de Ballet y su regreso a Morelia como ella lo deseaba para iniciar un proyecto llamado Pro Ballet, enfrentándose al conocido dicho “Nadie es profeta en su tierra”.

Continuará…