Diego Delgado Rangel II
Parte II
Por Saraí Rangel

Diego Delgado Rangel II Entrevista con
Diego Delgado Rangel
Actor
(2ª. Parte)


En la primera parte de nuestra entrevista conocimos a un joven actor quien hace algunos años partió a España para continuar con su preparación, hace pocos meses presentó una adaptación de un cuento zapoteca, algo de teatro infantil con gran aceptación.

¿De qué trata está obra?

“Habla sobre la creación del arcoíris, es muy sencilla, hay un personaje principal que se llama Cocijo, el señor de los rayos, quien gobernaba los cielos cuando había oscuridad antes de la llegada de Gobicha, el sol; están los hombres de la tierra, están las cuatro cantaras sagradas y en cada una de ellas se ocultan las nubes, la lluvia, el granizo y el viento, Cocijo en su gran aburrimiento ordena destapar la cantara de las nubes, aparecen las nubes, los pobladores de la tierra se llenan de asombro por ver por primera vez al cielo pintado de gris, después Cocijo en su locura ordena destapar la cantara de la lluvia, llega la lluvia los hombres de la tierra están felices por la lluvia pero después Cocijo enloquece demasiado y ordena destapar el granizo, así llega el caos, azota la tierra y los pobladores se aterran, entran en pánico,- lo que es el clímax de la obra, todo esto con danzas y muchísima actitud física, mucha acrobacia, muchas entradas, salidas -después el último Chintente destapa su cantara y libera al viento que limpia todo y trae consigo a Gobicha, todos festejan felices la gran llegada del disco dorado. Llega Gobicha y trae la alegría, Cocijo reconoce que el Sol es mucho más poderoso que él, se lamenta un poco porque ya no será él quien gobierne estos cielos, rinde honores a Gobicha y ordena construir un puente de siete colores para que unan al cielo con la tierra”.

El cuento es muy bonito y bueno, la puesta en escena es muy interesante presentada en Madrid que es solamente donde la hemos estrenado la gente se queda muy sorprendida porque en verdad que no conocen nada de nuestra cultura ancestral y les causa mucha curiosidad, les causa muchísimas impresiones, impresiona el pensamiento ancestral tan básico, tan simple y tan verídico, no hace falta más que voltear a mirar el sol para darnos cuenta de su poder y eso no tiene cuestionamiento, tampoco estas planteando ninguna reflexión simple y sencillamente es así, está ahí y a todos se nos ha olvidado que el sol está ahí y que podemos saludarle de vez en cuando.

¿Cómo fue el proceso de adaptación de este cuento?

“Uff”, muy largo y muy difícil, muy complicado, trabajaba a la par con una compañera que también vive en Madrid y es de Guadalajara, mexicana también; nació un poco por la inquietud de hacer ese tipo de teatro que hacemos aquí en México de investigación tan profunda y queríamos hacer un cuento para niños pero que no fuera tan Blanca Nieves, y a la vez mostrar todo lo grande de nuestras danzas y de nuestra cultura. Primero investigamos de mesa, muchísimo sobre la cultura zapoteca, después sobre leyendas y cuentos, no sólo mexicanos si no de origen: africanos, de todo Latinoamérica, principalmente, cuentos y leyendas antiguas, el ¿por qué?, todo esto por casi medio año. Después estuvimos casi un año trabajando e investigando en suelo, en piso, que le llamamos nosotros, basándonos mucho en la corporeidad de los glifos, tratando de llegar a esa actitud, tratando de descubrirlos, improvisando, con música e instrumentos prehispánicos también, de cómo contaban ellos sus cuentos, de cómo hacían su teatro, porque ya existía, no lo vinieron a enseñar, ya existía la danza, ya existía el circo. Por último otro medio año de montaje, de trazo, de producción. La producción la hace otra chica que también es mexicana, nos ha hecho un trabajo bellísimo de escenografía y muy contento que estoy de poder mostrar un trabajo bueno, que a lo mejor a alguien no le gustará y alguien si le gustará, pero que es un trabajo que pesa que no es tan gratuito, que no pasa desapercibido.

Y que al final te va a dar satisfacciones.

Si, ya me las ha dado, yo quedo contento de lo que fue todo el proceso de investigación de cómo se llevo al resultado y del resultado también estoy muy contento, estoy satisfecho, sí va a dar más satisfacciones a la hora de dar las funciones, sí va a tener lo que se le llama éxito social, pues está perfecto, más satisfacciones me va a dar a mí; pero lo que es a mí como artista, como creativo ya me la ha dado, ya el resultado está, ya está terminado el trabajo y ya tengo esa satisfacción de haberlo hecho, como artista.

¿Te gustaría traer ese trabajo a México?

Me encantaría, voy a hacer lo posible por traerla, me haría muy feliz y me llenaría mucho de satisfacción que se pudiera ver este trabajo, porque lo comprenderían de otra forma también y también hace falta. A mí me aportaría mucho la reacción, son dos públicos completamente diferentes, un público que conoce el tema y un público que lo desconoce, sería para mí otro logro con este trabajo.

¿Por qué España?

Por el teatro, bueno, en realidad era Cataluña, Barcelona, por los pocos grupos tanto de danza, que yo conocía, de títeres, había un marionetista que me parece el mejor del mundo que es catalán, Jordi Beltrán y dos o tres compañías que conocía de danza como “Lanomina Imperial” y otras cuantas compañías de teatro contemporáneo alternativo como “La Fura dels Baus”, o “Els Comediants”, me encantaban y me parecía que era Cataluña el lugar donde se hacía teatro alternativo y nos íbamos buscando ahí el teatro alternativo, me parecía que era un lugar donde podía explorar mis inquietudes, quería explorar más, quería descubrir, aprender y fui en busca de Cataluña.
Al estar ahí fue complicado por el idioma, por el catalán, intente estudiar en la escuela de “El Mercat de les Flors”, escuela de teatro que me pareció buena pero tuve una complicación con uno de los exámenes que era de dicción catalana, yo para ese entonces llevaba poco menos de medio año en Barcelona, podía entender el catalán, podía decir alguna frase o algo, pero no podía tener una buena dicción catalana, y todo el teatro, todos los apoyos que se hacían, eran en catalán, teatro no pude hacer; ahí fue donde me metí más al circo, entre a una compañía de circo, el director al saber que yo hacía teatro y me veía con inquietudes, me invitó en uno de sus espectáculos a dirigir la parte teatral, la parte interpretativa de un espectáculo de circo y yo encantado acepté, la compañía se llamaba “Circus Tangér”. No podía estudiar pero podía trabajar haciendo circo y empecé a hacer más acrobacia, trapecio y veía que el teatro iba a tardar un poquito más; después vi una escuela en Madrid, que me convencía, se llamaba “Teatro de la Danza de Madrid” y fusionaba perfectamente lo que era la danza con el teatro, lo que me gustaba mucho. Aprendí un poquito de flamenco, hacia danza y me fui a estudiar a Madrid un año al Teatro de la Danza y ahora mismo ya me he quedado ahí en Madrid.

¿Nunca llegaron momentos en los que te desanimaras?

No, jamás y mira que en España hubo por lo menos tres años donde no pasaba nada, donde no podía hacer teatro, donde trabajaba pero haciendo animaciones en un centro comercial, cosas que dices “yo no he venido a esto”, a repartir caramelos vestido con unos zancos, a animar una fiesta vestido de lo que fuera, me divertía igualmente pero no era esa mi inquietud. Mi intención era hacer teatro de verdad como lo que ahora si puedo permitirme estar haciendo, pero hubo mucho tiempo que no lo pude hacer por estar allá, porque las compañías allá son muy grandes, ya tienen a su gente con la que trabajan, el teatro clásico de ahí, si no eres español es prácticamente imposible.

Precisamente a eso iba de ¿el gremio te permite entrar?

No te lo permiten, y luego me encasillaron por el circo, por ese lado, entonces yo buscaba a las compañías de teatro y: “ah, sabes hacer acrobacia, sabes hacer zancos”, al hacer circo como que si querían permitirme el empezar a trabajar pero me encasillaban en eso, y te dan la opción por ese lado; porque si es verdad que el teatro de la época de oro marcó mucho a España, entonces siguen los diálogos de verso y si se interesan mucho por ese acento, por ese tono español, castizo, castellano, fue donde se me complicaba, y la verdad también es que tampoco lo buscaba a fondo como actor y si tenía más inquietudes de hacer otro tipo de teatro que es el que a mí me gustaba.

¿Qué viene?

Honestamente no lo sé, si tengo muchas ideas en mi cabeza pero me he apasionado por la historia de México, por el teatro mexicano prehispánico, precolombino, porque me parece que hay muchos mensajes ahí que de alguna forma están y vienes a México y te das cuenta que existen ahí en el aire, en las plantas, en el conocimiento que está pero como que no está; incluso para el mundo me parece que esa cultura mexicana es la única que tiene posibilidades de florecer otra vez porque está viva. Hacer ese tipo de teatro me compromete a hacerlo así con esa profundidad, con esa fuerza y me parece que es importante para mí como mexicano y para el mundo, el dar a conocer todos esos mensajes que están ahí ocultos y ahora que he hecho ese trabajo me gustaría seguir por esa línea de buscar esos mensajes prehispánico para volverlos teatro, para volverlos escenario, para hacerlos estéticamente lindos, y proyectar esos mensajes en el teatro.

Seguir estudiando, seguir preparándome; como está vez que intentado yo y que he adaptado un texto la verdad si me gustaría estudiar un poco de dramaturgia para hacerlo con más conciencia, con más técnica y seguir trabajando pues mi cuerpo para seguir haciendo este tipo de teatro con ese compromiso, no tan gratuito, sino bien comprometido con lo que estás haciendo, con esa seriedad que vaya más allá del divertimiento.

Por último me gustaría que nos dejaras con alguna anécdota dentro de tu carrera:

Tengo muchas, yo creo que de las más emocionantes han sido aquí, una de cuando casi empecé, de la obra “Monte Calvo” eran unos personajes de dos indigentes uno de ellos era lesionado de guerra que había perdido una pierna y el otro era un payaso frustrado; nos salimos a hacer trabajo de calle con los personajes y la reacción de la gente hacia nosotros como indigentes me conmovió mucho, me impactó como la gente te habla, como la gente te daba dinero y te decía “no te lo gastes en borracheras”, como la gente te daba la vuelta para no pasar junto a ti, como a mi compañero que no tenía una pierna porque se la ocultaba interpretativamente, pasamos por un mercado y una mujer indígena que vendía hiervas en el suelo y nos llamo “ven muchacho, ven” nos ha dado un ramito, un racimo de sus hiervas que vendía, y así con todo el corazón nos lo dio: “toma muchacho a ver para que te sirve, tómalo, que tengas suerte, que te vaya bien”, ahí se me partió el corazón, yo estaba interpretando, no era mi realidad y ver como esa persona reaccionó eso me movió muchísimo y me motivó a hacer teatro para ese tipo de público también, no solamente para un público más intelectual, digamos, sino para un público también sensible.
Me parece que es ahí cuando el teatro consigue su verdadero objetivo, yo creo que el teatro debe ser transgresor, debe transgredir, mover a la gente de alguna forma, debe llegarle al alma.